JULIO CÉSAR

 

Cayo Julio César (100-44 a.C.) nació en el seno de una familia de las más influyentes de Roma. Se trataba de un joven muy prometedor, destacando en la carrera militar.


A los diecisiete años se casó con Cornelia, hija de uno de los dirigentes del partido político de los plebeyos, lo que pudo haber tenido graves consecuencias de no haber sido por la influencia de su poderosa familia.


No  obstante, el tirano Sila exigió a César que repudiara a su mujer en garantía de fidelidad al emperador. Pero César se negó a ello y se vio obligado a abandonar Roma (para alejarse de su esposa, sin necesidad de divorciarse).


Siendo la bisexualidad una opción aceptada socialmente, nadie reprochó a César sus relaciones homosexuales con numerosos esclavos, soldados y jóvenes de toda índole, siempre y cuando no tuvieran estas relaciones consecuencias en el equilibrio político. En más de una ocasión algún adversario político le acuso de haber sido en su juventud "el amante de toda mujer casada y la mujer de todo hombre".


Era corriente que los generales romanos tuviesen la compañía de jóvenes patricios cultos y educados, que servia puntualmente para determinadas misiones.


Tal es el caso de César, que se enroló en la expedición del pretor Minuncio Thermo, encargado de doblegar a la ciudad rebelde de Mitilene en Asia Menor.


Precisamente el joven César tuvo como misión de dirigirse a Bitinia, con el fin de pedir ayuda naval al rey de aquel país, Nicomedes IV, pues gran parte de su costa en el Mar negro permitía controlar el comercio entre la Europa Oriental y los países mediterráneos.


La influencia del Rey era escasa, por lo que la presencia de este representante del Imperio como consejero le alegró. A su vez, siendo el futuro emperador aun joven e inexperto, quedó deslumbrado por la atmósfera de voluptuosidad de la corte, y aun más porque el mismo Rey le ofreció su propia habitación a César.


Según asegura Cicerón: "Los guardias del rey le acompañaron y se acostó en un lecho de oro revestido de púrpura" Al día siguiente Nicomedes ofreció un banquete en el que César aceptó ser su copero "a imitación de algunos efebos seductores que componían el harem de su regio amigo".


El "consejero" romano se convirtió pronto en amigo y el amigo en amante.
En el consulado se le llegó a llamar "la reina de Bitinia". De hecho corría el chiste de que Nicomedes nunca había oprimido a su pueblo, pero sí cierta parte del  cuerpo de César. En realidad no resultaban molestas las posiciones en el lecho, sino la circunstancia de que para los romanos lo imperdonable era la relación con gente de otros pueblos.


Un coetáneo afirmo haber visto a ambos desnudos en el lecho, y comentó lleno de indignación "El descendiente de Venus acostado con un caudillo bárbaro". No se le reprochaba, en suma, acostarse con un hombre sino con un bárbaro.


Se habló largo tiempo del asunto, y el funcionario imperial Suetonio llegó a recoger este aspecto de la vida de César en su libro "Vida de los doce primeros Césares": "En Asia hizo sus primeras armas en el estado mayor del pretor Marcos Thermo, y enviado por este a Bitinia en busca de una flota, detúvose en casa de Nicomedes, corriendo el rumor de que se prostituyó a él, rumor que aumentó a causa de haber regresado pocos días después a Bitinia so pretexto de hacer entrega de un liberto, cliente suyo, cierta cantidad de dinero que le debían. El resto de la campaña favoreció más a su fama; y en la toma de Mitilene, Thermo le otorgó una corona cívica”.


El caso es que César abandonó el servicio de Estado y a Nicomedes al cabo de seis años para establecerse en Roma como abogado, donde no tardo en alcanzar un gran prestigio.


Parte de esa fama la alcanzo solventando algunos trabajos para la hija de Nicomedes, que reclamaba las rentas de las tierras que su padre había regalado a Roma. Cuando César apeló a las estrechas relaciones existentes entre Roma  y le difunto Nicomedes, el abogado que representaba a Roma le espectó: "Aquí todo el mundo sabe lo estrechas y cálidas que eran para ti".


César continuó ejerciendo  de abogado y cuando tuvo la posibilidad de reincorporarse al ejército, optó por la carrera política. Primero se ocupó de legalizar el partido de su suegro, consiguiéndolo.


A los treinta y dos años era gobernador de España, y a los cuarenta y uno ya era el Jefe del Estado. Además realizo una amplia y triunfal campaña en el territorio más conflictivo de la frontera romana: la Galia.


En ocho años había sometido a lo que actualmente sería Francia, Bélgica, Holanda y Alemania hasta el Rin.


Suetonio le dedicó estos versos: " Las Galias se han sometido a César, y César a Nicomedes. Ved el triunfo de César porque ha sometido a las Galias, en cambio Nicomedes no triunfó aunque ha estado encima de César".


Por otro lado, el rumor, que siempre fue vox populi en Roma, de que el joven Augusto durante su juventud se había ofrecido a los deseos eróticos de César, nunca levanto mucho ruido, habida cuenta de que entraba dentro de los cánones sociales asumidos en la época.