ZEUS  Y  GANÍMEDES

 

Ganímedes era un joven muchacho descendiente de Tros y Calírroe, según unas versiones, y de Laomedonte, según otras, siendo perteneciente a la casa real de Troya. Hermanos suyos fueron Ilo, Asáraco y Cleopatra.


Ganímedes era todavía un niño, es decir, no había pasado la pubertad, y se ocupaba de cuidar los rebaños de su padre en los alrededores de su residencia habitual. Ganímedes era el mortal más bello de todos los hombres que cubrían la faz de la tierra. 


Un día, Zeus, se fijó en él, se metamorfoseó en águila y un día que el joven estaba cazando en un monte poco seguro, pasó volando y se lo llevó entre sus garras para siempre. 


Según otras versiones, el rapto lo cometió Eros que estaba enamorada de él, y luego Zeus se lo arrebató, e incluso se dice que pudieron ser Minos, Tántalo, o un simple huracán. Como compensación por el rapto, su padre recibió unos caballos divinos o copa de oro realizado por el gran Hefesto. 


En el Olimpo Ganímedes fue inmortalizado de manera infantil para siempre y jamás creció, ocupándose, además de para lo que Zeus dispusiese, de escanciar las copas en las largas veladas y encuentros de los dioses olímpicos, cargo éste sumamente honorífico. Ganímedes se convirtió en el amante favorito de Zeus.


Las relaciones homosexuales y casi pederastas en la antigua Grecia eran bastante habituales, y se consideraban privilegio de los ciudadanos más selectos de las polis. Esta clase de comportamientos, considerados como un modo de iniciación a la vida típico de otras sociedades primitivas, hunden sus raíces en abundantes creencias mitológicas y religiosas. 


Se distinguen dos personajes fundamentales en este modo de actuar: el adulto que experimenta una atracción erótica por un muchacho, llamado erasta; y el joven, normalmente impúber, que es amado, o más exactamente, del que se sirve el erasta para transmitir su formación y conocimientos éticos y generales, que es denominado erómeno.